Ecos de lo eterno es un diálogo de texturas, gestos y silencios. En estas dos piezas, las veladuras en tonos tierra y los matices metálicos se funden con trazos enérgicos que parecen surgir del tiempo mismo. Cada capa revela un susurro antiguo, como si la materia hablara de memorias que no se desvanecen.
La composición invita a contemplar lo infinito en lo efímero: un instante suspendido que vibra entre la luz y la sombra, evocando el movimiento constante de la vida y la permanencia del espíritu.
Ecos de lo eterno
Óleo sobre tela con técnica mixta.