La obra transmite la calidez de un paisaje abstracto donde tonos tierra, verdes y naranjas se funden con líneas curvas que recuerdan formas solares o agrícolas. Un semicírculo en primer plano, compuesto por líneas concéntricas verdes y amarillas, ancla la composición, mientras que los bloques en segundo plano evocan construcciones o campos abstractos bañados por una luz ocre. El uso de colores cálidos genera una sensación de tierra fértil, de atardecer, o de un entorno lleno de memoria.
Reflejo de la Tierra
Óleo sobre tela con técnica mixta.
































